Religión
“Saqué un máster en humanidad”
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- Tras nueve años de labor pastoral, el padre Marcelino Arce dice adiós a Nicaragua
La Fundación Déjame Intentarlo, que promueve la formación profesional técnica, es uno de los principales legados del padre Marcelino Arce.
LA PRENSA/G. FLORES
Julio Portocarrero Arancibia
Su alegría y sonrisa perenne será lo primero que quedará impreso en la memoria de quienes lo conocieron; ya sea cuando estuvo en la parroquia Asunción de María, en Ciudad Jardín; o a cargo del Hogar Zacarías Guerra, en donde según él, encontró lo que más le llamó la atención de Nicaragua: la niñez, la adolescencia y la juventud.
El padre Marcelino Arce Díaz arribó a Nicaragua procedente de España en 2001 “para tener una experiencia en el Hogar Zacarías Guerra”, comenta. Y desde entonces se enamoró de nuestra patria, país al que regresó en 2003 por un corto período, y en el cual se quedó definitivamente desde el 13 de julio de 2004.
Desde entonces se ha ganado el cariño de muchos fieles católicos, de quienes piensa cómo llevarse a España “sus lágrimas y sonrisas”.
Corazón misionero
El padre Marcelino Arce Díaz es originario de Santander, España. Fue ordenado sacerdote el 24 de junio de 2001 y vivió sus primeros tres años como sacerdote en la parroquia San José Obrero en su tierra natal.
En 2004 llegó para quedarse en Nicaragua y ejerció su apostolado en el Hogar Zacarías Guerra, las parroquias Asunción de María, Divina Misericordia y Santo Domingo.
El próximo 4 de julio viajará a Guatemala, desde donde saldrá a España para estudiar una licenciatura en Sagrada Teología del Matrimonio y la Familia, en el Instituto Juan Pablo II de Valencia.
¿Qué lo hizo quedarse en Nicaragua cuando llegó en 2004?
Lo que más me llamó la atención fue la niñez nicaragüense, a través de la experiencia del Hogar Zacarías Guerra encontré una niñez que necesitaba de recursos, una escucha, una atención, y (
) una educación integral en lo que se refiere a formación profesional y técnica. ¿Qué ha encontrado en las distintas parroquias en las que estuvo?
Lo primero que he encontrado es la catequesis dentro de la misma comunidad, lo cual es un factor importante. En segundo lugar, el hecho de tener un día del Santísimo (...) como suelo decir es el día de la semana en que hacemos un “break”. Y en tercer lugar María. Nicaragua sin María es imprescindible, no se puede pensar Nicaragua sin el amor a la Virgen María.
¿Cómo ha influido Nicaragua en su personalidad y vida espiritual?
Para mí Nicaragua ha sido el seminario de la vida. Ha sido como sacar el máster en humanidad, la cual la he podido encontrar en la cultura, en los nicaragüenses, en su experiencia de vida, en el hablar de cada día, en la presencia que yo he podido compartir desde mi ministerio sacerdotal y mi persona humana.
¿Cuál es su mensaje a todos sus fieles?
Les tengo que agradecer la gran riqueza que me llevo en todo lo que he podido compartir en Nicaragua en cada rostro concreto, en la magia que tiene Nicaragua desde sus lagos y sus volcanes, desde su experiencia viva de fe, desde su modo de vivir, de salir a la calle. (...) Me llevo la esperanza, de la cual quiero ser embajador en España.
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